julio 23, 2024
ARTÍCULO
EL TRABAJO DOMÉSTICO: PENDIENTES EN MÉXICO POR RECONOCER ESTA LABOR
Por: Arantza Díaz
Desde 1983, se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico en el marco del Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que reconoce las actividades que se desempeñan en el hogar, dejando así, un antecedente de que la lucha por el reconocimiento doméstico no cesa, por el contrario, se acrecenta, siendo las mujeres quienes llevan la principal causa de esta lucha.
De acuerdo con el Instituto de las Mujeres, todas estas actividades para proveer y proporcionar el bienestar en los hogares de nuestro país, corre a cuenta, mayoritariamente, de las mujeres, por ello, es urgente reconocerla como una de las actividades más valiosas de la vida para propiciar la igualdad de condiciones; todas y todos, podemos ejercer este trabajo de forma equitativa y aminorar la carga laboral que recae sobre las mujeres.
En este sentido, se habla de mujeres que trabajan en el hogar de manera remunerada y no remunerada. Ambas, trabajadoras con jornadas extenuantes y con una agenda larga de derechos que faltan por cumplir, pues en materia de reconocimiento, salarios y discriminación, el estado mexicano debe a cuenta a este sector poblacional que resiste en lo privado.

El trabajo doméstico no remunerado: Una labor desproporcionada
Limpieza de la vivienda, mantenimiento de la ropa, compra y preparación de alimentos, viajes de cuidado para infancias – adolescencias, y por supuesto, el cuidado de la familia (personas adultas mayores, con discapacidad, infancias, pareja con discapacidad adquirida, por mencionar algunas). Es sólo una parte de las rutinas diarias que millones de mujeres desempeñan; un factor oxidativo y desproporcionado.
Esta brecha en la distribución del trabajo restringe a las mujeres de obtener una fuente de ingresos propio, de buscar mejores opciones en el mercado laboral, de participar más activamente en la política y de encontrar la autonomía de sus necesidades.
Según explica las Naciones Unidas, anualmente las mujeres se unen al mercado laboral con mayor incidencia y aunque el panorama laboral comienza a cambiar, la configuración del hogar no lo hace. Es decir, que la jornada doméstica se mantiene inamovible para las mujeres quienes no pueden prescindir de su rol, ni apoyarse en otras personas para gestionar el manejo del hogar a pesar de cumplir con su jornada remunerada.
Enfrentándonos así, a una realidad compleja para las trabajadoras no remuneradas que se recrudece debido a los siguientes puntos:
- Mala distribución del trabajo doméstico: Las mujeres comienzan a ejercer estas actividades desde los 12 años, en este rango de edad, las mujeres triplican el tiempo dedicado en comparación a sus congéneres. Una realidad que va cimentando la división sexual del trabajo desde la adolescencia.
- Se considera que estas actividades no tienen valor en la sociedad: La realidad es que las mujeres contribuyen a la sustentabilidad y economía del hogar, pues el trabajo que ejercen las mujeres de 12 años en adelante en nuestro país, equivale a 42 mil 500 pesos anuales. Las mujeres en áreas rurales contribuyen con 49 mil 700 y aumenta aún más, cuando se trata de las mujeres casadas quienes, si recibieran un pago por su trabajo, sería de 57 mil 600 pesos anuales; los hombres casados aportan 13 mil pesos.
- El trabajo del hogar impacta en la economía: El valor económico que aportan las mujeres al Producto Interno Bruto Nacional es del 20.5%, esto quiere decir que esta labor representa mayor peso macroeconómico que otros sectores como la industria manufacturera o el comercio. En promedio, las mujeres aportan 15.5 puntos porcentuales al PIB, mientras que los otros 5, los aportan los hombres.
- Trabajo remunerado y desigualdad: Semanalmente, las mujeres trabajan 59 horas en materia de cuidados y labores domésticas, esto es 3 veces más que sus congéneres. La brecha se agudiza aún más cuando se trata de limpieza del hogar y preparación de alimentos, pues las mujeres dedican 29.8 horas semanales frente a las 9.7 horas dedicadas por los hombres.
*Con información de la Cuenta Satélite del Trabajo no remunerado de los hogares. Valor anual de las labores domésticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

En este sentido, el trabajo doméstico necesita ser entendido desde la reconfiguración del sistema, donde se coloque al centro de la agenda y se comience a combatir la brecha doméstica. En México, el sistema nacional de cuidados podría representar una oportunidad para mejorar las condiciones de las mujeres y aminorar su doble jornada doméstica.
Lee más al respecto en:
Trabajadoras del hogar remuneradas: Derechos y autonomía
El Día internacional del Trabajo Doméstico también contempla a todas las personas que se desempeñan remuneradamente en las actividades domésticas. Siendo este, otro sector que se ve atravesado por la discriminación, precarización y violencia, pues se estima que hay alrededor de 2.3 millones de trabajadoras y trabajadores del hogar en México, donde la mayoría son mujeres, muchas en situación de vulnerabilidad, indígena o pertenecientes al área rural. Además, la mayoría de quienes trabajan en este sector en el país (más del 97 por ciento) trabajan en condiciones de informalidad.
Este sector puede tener jornadas de hasta doce horas sin goce de derechos laborales como seguridad social, descanso, contrato, vacaciones pagadas o pensiones, advierte ONU Mujeres. Si nos dirigimos a la Ley Federal del Trabajo, artículo 333 se señala:
«Los periodos durante los cuales las personas trabajadoras del hogar no disponen libremente de su tiempo y permanecen a disposición del hogar para responder a posibles requerimientos de su trabajo y/o cuando se excedan las horas establecidas en la Ley para cada tipo de jornada, deberán considerarse como horas extras»
En materia internacional, México también está alienado a lo que pauta el Convenio 189, un compromiso que reconoce explícitamente que las labores del hogar son trabajo y prevé que los Estados extiendan los mismos derechos a las personas que se emplean en él y de aquellos que gozan el resto de las y los trabajadores. En 2020, nuestro país volvió a ratificar este Convenio, pero los avances no son palpables.
A pesar de contar con un marco normativo que apela por la seguridad y los derechos de este grupo, la realidad es que la perpetuación de la violencia y el extractivismo de su trabajo, continúa reproduciéndose en todo México.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Discriminación del 2022, las trabajadoras del hogar es uno de los grupos más discriminados a causa de prejuicios, pues el 24% de ellas refirió que cuando se pierde algo en su lugar de trabajo, generalmente se les culpa por esta falta a pesar de su inocencia. Estos son otros espectros de la discriminación:
- El 34% de ellas, fueron discriminadas en 2022
- De este universo el 37% señalaron que se debió a su aspecto, forma de vestir o arreglo personal
En un panorama más general, se advierte que el 39% de las trabajadoras domésticas de 18 años en adelante, consideran que sus derechos no son respetados.
Los salarios bajos, la discriminación y la falta de prestaciones, son los problemas centrales que enfrentan estas trabajadoras, pues el 48.4% no cuenta con seguro, aguinaldo o vacaciones pagadas y 3 de cada 10, denunciaron malas condiciones laborales en sus áreas de trabajo.

Ante esta situación, surgen colectivas que prevén la violencia, tal es el caso del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), que brinda una serie de recomendaciones como parte de la autodefensa y el combate contra la precarización y el abuso de las trabajadoras domésticas.
Estos son 3 puntos esenciales:
- Siempre pedir que se otorgue un contrato: Este contrato permite encontrar soluciones cuando existan problemas, mejorar la relación laboral y establecer una negociación justa. En este documento se deben incluir nombres, inicio del contrato, duración explícita, tipo de actividades a realizar, remuneración, horas de trabajo y monto de las prestaciones.
- Recordar que el despido injustificado va en contra de la ley: Se debe apelar por una liquidación e indemnización, instituciones como el CACEH pueden ser de gran ayuda para llevar el caso.
- El trabajo del hogar debe ser reconocido: «Trabajadoras del hogar» es el nombre con el que se debe reconocer a este grupo; no muchachas, sirvientas, ni doméstica, palabras que tergiversan el trabajo y fungen como desvirtuadores del trabajo. Es necesario siempre saber que este es un empleo como cualquier otro, por ello, la lucha por los derechos y prestaciones no son un favor, sino un deber de las personas empleadoras.
Consulta aquí el Manual de Buenas Prácticas para Empleadoras y Empleadores Justos, donde se encuentran herramientas de autodefensa y contratos armados que se pueden presentar en área de trabajo.
La aplicación App Dignas, es una herramienta que permite conocer los derechos laborales en el trabajo doméstico, ser auxiliada y mejorar la relación laboral. Hasta el momento, 9 millones de mujeres cuentan con este recurso.

Si bien puede resultar romantizada la lucha por obtener derechos laborales como algo sencillo, es bien sabido que en las periferias o en espacios donde la brecha digital es amplia, resulta complejo para las trabajadoras domésticas acceder a mejores salarios o prestaciones, sin embargo, la revolución inicia desde la colectividad; nombrando su trabajo, reconociéndolo, señalando los discursos de discriminación – violencia contra las trabajadoras domésticas en nuestros centros de trabajo, compartiendo información y saber que la lucha feminista, nunca estará completa sin nombrar el trabajo remunerado – no remunerado de las mujeres.